Luna con 5 meses

Luna está ya grande, tan grande que ya apenas entra en la bañera… Como no tenemos previsto ir a Pau, hemos decidido ir donde Tamara Alkorta que ha empezado a trabajar en Urubi, la tienda donde le compramos las cosillas a Luna, para ver si nos la pone guapa, guapa. Además este fin de semana hemos estado en Aralar y Luna, que es como una niña cuando se trata de riachuelos, charcos e incluso lluvia, se ha llenado de barro hasta la cabeza. Feliz, eso sí, disfrutando de la vida pero… todo tiene su lado oscuro y, en este caso, ya no se libra de un buen baño.

La experiencia ha sido muy positiva, Tamara nos ha puesto un notable J aunque yo prefiero no comentar la guerra que dio la peque con el secador L… Je, je, je… Tamara la verdad es que se portó muy bien, le daba premios y muchos cariñitos y enseguida se ganó su confianza. Así que al final, Luna no quería irse de allí y estoy segura de que la próxima vez no tendrá demasiado inconveniente en volver…

Por lo demás, el mes está yendo tranquilo. Las clases de obediencia están dando sus frutos en casa aunque en clase la hemos tenido que castigar ya un par de veces… parece que se aburre y lo que está claro es que le gusta mucho más jugar con el resto de los peludos sea o no el momento. Así que… es lo que tiene, al que no obedece se le manda fuera L Pero, por lo general, estamos muy contentos. Parece una perra lista, demasiado a veces para nosotros dos… Este fin de semana hemos preparado un conejo al horno, buenísimo; como no nos lo hemos terminado, hemos dejado el resto en el horno, con la puerta entreabierta y… si ya lo digo yo, la perra muy lista y nosotros “un poco tontos” (inocentes más bien porque no volverá a pasar…), en cuanto nos hemos descuidado se lo ha terminado ella misma. Sin comentarios.

El punto delicado del mes lo ha marcado una nuez que se debió de comer en el caserío. Tuvimos comida familiar el viernes y allí anduvo, feliz, rastreando todas las esquinas y comiéndose todo lo que caía de la barbacoa… Pues el domingo vomitó una nuez, que supusimos se comió allí, y los dos días que tuvo aquello dando vueltas en su estómago le debió de irritar entera. Además, y a parte, se cogió un catarro que no le dejaba respirar bien y entre el estómago, los mocos y el calor que hacía en la calle… pensábamos que la perra se moría, ¡qué susto! Afortunadamente, con antibiótico y con muchos mimos Luna ya vuelve a ser la misma. Además, el sábado no le tuvimos que castigar en el curso (es más, se portó como una campeona) y el domingo, en Pau, pasó lo del conejo así que, ya está curada.
Aquí os dejo unas fotitos entre las que destaco las de Aralar entre póneys. La socialización ha dado sus frutos y. como se ve, reacciona muy bien hacia los animales del monte, bien sean caballos, ovejas, vacas… ¡A ver si sigue así!